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El nombre de este vino proviene del paraje del Molar, actualmente compuesto por 17 hectáreas repartidas en tres viñedos plantados en diferentes suelos y orientaciones. El ensamblaje de estas tres viñas proporciona complejidad, frescura y tipicidad a esta garnacha jumillana.
Notas de cata:
Elaboración y Crianza
Un monovarietal de garnacha, tal vez el único de toda la denominación de origen de Jumilla, y que lleva consigo toda la genética de la firma de José María Vicente. Un vino de una única parcela, como las que tienen dedicadas con éxito reconocido a la uva Monastrell, la Syrah y la Cabernet y que realiza la fermentación alcohólica en lagares subterráneos.
La principal novedad de El Molar es su crianza, que tras la fermentación maloláctica en barrica para reducir el exceso de acidez, se hace en fudres, grandes depósitos de madera, donde se da una larga crianza y que gracias al menor contacto con la madera favorece una oxigenación más lenta y larga. El uso de frudre es muy habitual con las variedades reductivas, caso de los vinos de Ródano, en el sureste francés, o los Nebiolo del Piamonte italiano.
Con estas referencias en crianza, no es de extrañar que El Molar tenga ya un nombre propio.
Crianza
12 meses en grandes barricas (Fudres)
Su maduración de un año en los viejos fudres permite preservar los aromas de monte bajo y hierbas aromáticas de la zona umbría de la finca El Molar. Destaca su carácter goloso y su frescura.